lunes, 4 de abril de 2011

Indignante....

Un tribunal no ve ensañamiento en 37 navajazos dados a una mujer

Los jueces revocan el veredicto del jurado y reducen en cinco años la pena de cárcel - La sala cree que el homicida no quiso un sufrimiento extra para su expareja

JOSÉ ANTONIO HERNÁNDEZ - Madrid - 14/03/2011
Vota
Resultado Sin interésPoco interesanteDe interésMuy interesanteImprescindible 118 votos
Imprimir Enviar
  •  
  •  
  •  
Asestar 37 cuchilladas a la pareja no es ensañamiento, 
según la Sala de lo Penal del Tribunal Superior de 
Justicia de Madrid, la misma que tramita el caso Gürtel
Por ello ha reducido de 17 a 12 años de cárcel la pena 
impuesta por un jurado popular a un hombre, tras descartar 
que el agresor causara "un sufrimiento innecesario"
 a la víctima y entender que lo ocurrido fue un homicidio y
 no asesinato. El crimen se produjo el 19 de febrero de 2007
El juicio se celebró en la Audiencia de Madrid. 
El jurado dictaminó que, tras una discusión entre ambos 
en casa de ella, el acusado le dio "diversas puñaladas 
en la cara, cuello, hemitórax izquierdo, dorso y en ambas 
extremidades, hasta un total de 37, que acabaron con su 
vida". Según el jurado, la mayoría las recibió cuando 
"agonizaba" y sin que fueran necesarias "para acabar con su 
vida, teniendo como única intención causarle a ella un 
sufrimiento desmedido".La sentencia, ponencia del presidente 
del Tribunal, Francisco Vieira, cuenta con dos votos a favor 
y uno en contra del magistrado José Manuel Suárez Robledano, 
quien considera que el jurado no erró al certificar que los 
37 navajazos que asestó Mustafá Said, argelino de 36 años, a 
su pareja, la nicaragüense Gina Monserrat Pérez Busto, de 34,
 constituyen un asesinato con la agravante de ensañamiento. 
Antes del crimen, Mustafá Said llamó por teléfono a un tío suyo
 y le dijo que iba a matar a su expareja. Consumado el hecho,
 intentó quitarse la vida propinándose dos puñaladas en el pecho 
y cortándose el cuello. No murió. Ella sí. Dejó tres hijos de entre 
5 y 15 años.
El Código Penal indica que para que haya ensañamiento ha de 
haber, de forma inhumana y deliberada, un mayor dolor del que 
fuera necesario para matar.
El abogado del agresor apeló ante el Tribunal Superior de Madrid. 
La sentencia recoge jurisprudencia del Supremo para "descartar" 
la concurrencia de ensañamiento, y señala: "Efectivamente, el
 número de heridas de arma blanca que recibió la víctima (37, más
 el resto de lesiones: luxación en el codo, contusión fuerte en el 
mentón con perforación del labio superior por la dentadura, 
contusión en el occipital izquierdo y otros cortes y heridas) permiten 
deducir una gran intensidad en el acometimiento y una clara intención
 del acusado de acabar con la vida de la agredida". Pero de la reiteración
 de cuchilladas "no cabe deducir necesariamente que también tuviera 
como propósito incrementar su sufrimiento". Es decir, que la intención
 del agresor era "acabar con la vida de su compañera, por lo que parte
 de las lesiones anteriores a las mortales se debieron a la natural 
resistencia de ésta ante la agresión de que estaba siendo objeto".
Dos de las cuchilladas fueron muy profundas y afectaron a órganos 
vitales; el resto están en las manos y otras partes del cuerpo. El tribunal
duda de que los navajazos "no mortales" se realizaran "con el propósito
de incrementar el dolor de la víctima" y señala que el objetivo
del agresor fue asegurarse el "terminar con la vida" de su pareja.
El magistrado discrepante, Suárez Robledano, entiende que sí hubo
 ensañamiento. Y se basa, entre otros argumentos, en los testimonios 
de los forenses, que indicaron: "Si quitamos las dos [cuchilladas] que 
penetran [en el cuerpo de la víctima], las otras no han afectado a 
órganos vitales y, por tanto, no han puesto en riesgo la vida...". Los
forenses concluyeron "que, sin lugar a duda, la víctima se defendió y 
que las heridas 
producidas en las manos son típicas de defensa ante ataques de arma 
blanca".
El juez apela "al sentido común" para colegir que "las heridas de defensa 
no pueden ser posteriores a las que son mortales por necesidad". Afirma que
 "el acusado eligió un método y un arma especialmente doloroso y cruel". 
Y añade que esa crueldad no solo se aprecia en la "gran fuerza" con que 
esgrimió el arma y "en el dolor físico que producen esas 37 puñaladas", sino
 también en la "angustia y el sufrimiento psíquico" que ocasionó "al persistir 
en el ataque de forma consciente y deliberada mientras la sangre y el estado
 cada vez más débil de la víctima se hacía manifiesto ante él".

No hay comentarios:

Publicar un comentario